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El arte de decir "hasta aquí".

  • Foto del escritor: Zera psicologia
    Zera psicologia
  • 26 sept
  • 2 Min. de lectura
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En el cuidado de la salud mental, pocas habilidades son tan poderosas como aprender a poner límites. Lejos de ser un acto egoísta, establecer fronteras claras es una forma de respeto propio y de protección emocional. Sin ellos, las relaciones —personales, laborales o familiares— pueden convertirse en espacios de desgaste que minan la estabilidad psicológica.


Los límites son las “líneas invisibles” que definen qué es aceptable y qué no en nuestro trato con los demás y con nosotros mismos.


Previenen el agotamiento emocional: sin límites, es fácil caer en el sobreesfuerzo y en el “sí” automático.


Fomentan relaciones sanas: cuando decimos lo que necesitamos, damos a los otros la oportunidad de relacionarnos de manera auténtica.


Protegen la autoestima: reconocer el propio valor implica no tolerar lo que nos hiere o sobrepasa.


Un “no” a tiempo puede ser más honesto que un “sí” dicho con cansancio, fastidio o resentimiento. Los vínculos auténticos se fortalecen cuando están sostenidos por la claridad, porque el otro sabe hasta dónde contamos con él y hasta dónde no.


Muchas personas temen poner límites por miedo al rechazo, culpa o a que los demás los vean como fríos. A menudo, las creencias familiares o culturales refuerzan la idea de que “agradar a todos” es una virtud. Pero la complacencia constante termina generando resentimiento, ansiedad y, en ocasiones, síntomas físicos como insomnio o dolores musculares.


No solo se trata de decir “no” a otros, sino también de regularnos a nosotros mismos: equilibrar el tiempo frente a pantallas, moderar el perfeccionismo o frenar la autocrítica. Estos límites internos son esenciales para una mente en calma.


Al final, los límites no son cadenas que nos aíslan, sino raíces que nos sostienen. Nos ayudan a habitar nuestra vida de manera consciente, serena y auténtica. Y, sobre todo, nos recuerdan algo esencial: cuidarnos a nosotros mismos no es negociable, es la base para poder cuidar, amar y estar con otros de forma más plena y libre.


Aprender a decir “hasta aquí” no aleja a las personas correctas: las acerca, porque las relaciones sanas se construyen sobre el respeto mutuo, no sobre el sacrificio permanente.


Por ZERA psicología y Psiconsentir y Actuar.

 
 
 

Zera Psicología

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Cali - colombia

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