top of page

El estrés: el peso invisible que desgasta al ser.

  • Foto del escritor: Zera psicologia
    Zera psicologia
  • 16 oct
  • 2 Min. de lectura
ree

Vivimos en una época donde el ritmo acelera más rápido que la conciencia. El estrés se ha normalizado: se confunde con productividad, con responsabilidad o incluso con fortaleza. Sin embargo, el estrés sostenido es una forma silenciosa de desgaste que afecta todas las dimensiones del ser. No sólo enferma el cuerpo o altera la mente, también debilita la conexión emocional y apaga la fuerza del espíritu, el cuerpo es el primer escenario donde el estrés se manifiesta.

Ante la tensión prolongada, el organismo libera cortisol y adrenalina, sustancias que preparan para la acción pero que, en exceso, desgastan.

Las consecuencias físicas pueden ir desde dolores musculares, insomnio y fatiga, hasta alteraciones en el sistema digestivo, cardiovascular e inmunológico.

El cuerpo, con su lenguaje silencioso, empieza a gritar lo que la mente intenta callar.


“El cuerpo no miente: traduce en síntomas lo que el alma no puede expresar.”


En la dimensión mental, el estrés genera hiperactividad cognitiva. La mente entra en un estado de alerta constante, imaginando escenarios de amenaza, anticipando problemas y repitiendo preocupaciones. Esto conduce a dificultades de concentración, irritabilidad, confusión y pensamientos negativos.

Con el tiempo, el estrés puede alterar la percepción de uno mismo y de la realidad, debilitando la capacidad de disfrutar, de confiar o de descansar mentalmente.


El estrés emocional es la acumulación de emociones no procesadas. Cuando la exigencia es mayor que la capacidad de respuesta, surgen emociones como ansiedad, frustración, miedo o tristeza, que si no se reconocen, terminan desbordando.

Las personas pueden sentirse fácilmente irritables, hipersensibles o emocionalmente vacías. El sistema emocional, al igual que el físico, se satura y busca liberar lo que la mente insiste en controlar.


Cuidar la salud emocional implica detenerse, respirar y aprender a identificar lo que se siente, sin juicio ni exigencia.


El estrés también afecta la dimensión espiritual, aunque muchas veces se ignore.

Cuando el cansancio se vuelve permanente y la vida gira solo alrededor de lo urgente, el ser humano se desconecta de su propósito, de su calma interior y de su fe en la vida.

El vacío espiritual puede manifestarse como desmotivación, sensación de inutilidad o pérdida de esperanza. El espíritu se debilita cuando se olvida que no somos máquinas, sino seres que necesitan silencio, conexión y trascendencia.


“El alma también se agota cuando se vive desde la exigencia y no desde el sentido.”


Superar el estrés no significa eliminar las tensiones de la vida, sino aprender a vivir en equilibrio. Implica cuidar el cuerpo con descanso y movimiento, calmar la mente con atención plena, permitir que las emociones fluyan con autenticidad y alimentar el espíritu con propósito y presencia.

La salud mental integral nace cuando todas las dimensiones del ser vuelven a dialogar. Cuidarse no es un lujo, es un acto de responsabilidad interior. Porque donde hay equilibrio, hay salud; y donde hay sentido, hay vida.


Por ZERA psicología y Psicosentir y Actuar.


 
 
 

Zera Psicología

Cel: +57 317 808 4694
Cali - colombia

Facebook
Twitter
LinkedIn

© 2025 Diseñado por Amú. Created on Wix Studio.

bottom of page