“Entre el sentido y el silencio: la huella espiritual en la salud mental”
- Zera psicologia
- 7 oct
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Hablar de espiritualidad es adentrarse en una dimensión profunda del ser humano, una que trasciende lo material y se conecta con el sentido, la trascendencia y la esperanza. No se trata necesariamente de religiosidad o dogma, sino de ese espacio interno en el que la persona busca comprender su existencia, reconciliar su historia y hallar propósito en medio del dolor.
La espiritualidad puede entenderse como un recurso interno que permite al individuo sostenerse emocionalmente frente a la adversidad. Quien posee una conexión espiritual, ya sea con una fe, con la naturaleza o con valores trascendentes, tiende a desarrollar mayor resiliencia, autocompasión y sentido de coherencia vital. En momentos de crisis, esta conexión se convierte en una fuente de contención que ayuda a resignificar el sufrimiento y a encontrar nuevas formas de esperanza, que influye directamente en la salud mental porque actúa sobre los procesos de regulación emocional, la percepción del control y el significado del dolor. Mientras la desesperanza lleva al vacío y la desconexión, la espiritualidad ofrece un marco simbólico para comprender que incluso el sufrimiento puede tener un sentido transformador. No se trata de negar la angustia o el miedo, sino de acompañarlos con una mirada más amplia que reconozca la posibilidad de crecimiento.
La dimensión espiritual implica respetar, escuchar la manera de entender la vida y permitir que ese aspecto se convierta en un puente de sanación. La espiritualidad no sustituye otras formas de apoyo; más bien, puede potenciarlo: cuando el alma encuentra significado, la mente encuentra calma.
En una época marcada por la inmediatez, la pérdida de propósito y el exceso de estímulos, recuperar la dimensión espiritual es también un acto de salud mental. Nos recuerda que somos más que pensamiento, cuerpo y emoción: somos también búsqueda, fe, misterio y profundidad. Y en ese encuentro con lo trascendente, muchas veces, la mente empieza a sanar.
Por ZERA Psicología y Psicosentir y Actuar.

