Amar: más allá de la idealización
- Zera psicologia
- 26 ago
- 2 Min. de lectura

Cuando hablamos de amor, solemos imaginarlo como un sentimiento perfecto, siempre dulce y armonioso. Pero la verdad es que amar no es idealizar, ni vivir en un estado de felicidad constante. Amar es mucho más complejo, humano y real.
Amar es elegir. No se reduce a la emoción del momento, sino a la decisión consciente de compartir, cuidar y acompañar. Cada día elegimos cómo queremos estar para el otro y con el otro.
Amar es también acción. No basta con sentir, es necesario traducir ese sentimiento en gestos, palabras y actitudes que construyan un vínculo. Amar es dar, pero no desde la entrega vacía o el sacrificio, sino de manera significativa: dar tiempo, respeto, escucha, presencia.
Amar es hacer lo correcto, aunque no siempre sea fácil. A veces amar significa poner un límite, decir una verdad incómoda, reconocer un error o sostener una distancia necesaria. El amor no siempre es complaciente, pero sí busca lo que nutre y cuida.
Amar también implica aceptar la imperfección. No se trata de evitar el conflicto ni de borrar las emociones difíciles. En una relación auténtica, podemos enojarnos, sentir tristeza, frustración o disgusto, y eso no significa que el amor desaparezca. Al contrario, es en la forma de atravesar esas emociones donde el amor se fortalece y se humaniza.
El amor real no es una fantasía intocable, sino un espacio donde dos personas se encuentran con sus fortalezas y debilidades. Es un camino en el que aprendemos a dar y recibir, a sostener y soltar, a cuidarnos sin perdernos.
Porque amar no es perfección, es presencia. No es solo emoción, es elección. No es solo dulzura, es también la valentía de mostrarnos como somos, con lo que sentimos y con lo que necesitamos.
Por ZERA psicologia y Psicosentir y actuar.



Comentarios